En la madrugada del 7 de febrero de 2024, un trágico suceso tuvo lugar en el viejo cauce del río Túria en València, donde un ataque indiscriminado dejó a una persona muerta y a otra gravemente herida. Dos hombres sin hogar, que se encontraban durmiendo bajo el Puente del Real, fueron brutalmente agredidos por un tercer individuo, Hame K., quien, según informes psiquiátricos, padecía un trastorno delirante que afectaba su capacidad de juicio y control. Este ataque ha suscitado un profundo debate sobre la salud mental, la violencia y la situación de las personas sin hogar en la sociedad actual.
La agresión se produjo cuando Hame K., un joven de 31 años originario de Mali, se acercó a sus víctimas mientras dormían. Utilizando piedras de gran tamaño, golpeó a Sandel Branea, un hombre de 56 años de nacionalidad rumana, hasta causarle la muerte. La segunda víctima, José Javier C. P., un albaceteño de 46 años, logró sobrevivir, pero se encuentra en estado de coma debido a las graves lesiones sufridas. Este ataque, que se llevó a cabo sin provocación alguna, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas que viven en la calle y la necesidad urgente de abordar la crisis de la salud mental en la comunidad.
### Contexto del Ataque y el Perfil del Agresor
Hame K. había llegado a València poco antes del ataque, tras haber vivido y trabajado en Italia. Sin embargo, su estado mental se deterioró, llevándolo a creer que su permiso de residencia italiano estaba a punto de caducar. Este delirio, combinado con la obsesión por un supuesto robo de teléfonos móviles, lo llevó a cometer un acto de violencia extrema contra dos personas que no representaban ninguna amenaza para él. La brutalidad del ataque ha generado una ola de indignación y ha resaltado la falta de recursos adecuados para tratar a personas con problemas de salud mental.
El informe de la Unidad de Psiquiatría Forense del Instituto de Medicina Legal de Valencia determinó que Hame K. no tenía la capacidad de comprender sus acciones en el momento del ataque. Esto ha llevado al Ministerio Fiscal a solicitar una eximente completa por enajenación mental, proponiendo que el agresor sea internado en un centro psiquiátrico durante 25 años. Esta decisión ha generado un debate sobre la justicia y la responsabilidad penal, especialmente en casos donde la salud mental juega un papel crucial.
### La Reacción de la Comunidad y el Debate Social
La comunidad de València ha reaccionado con horror ante este ataque. Organizaciones que trabajan con personas sin hogar han expresado su preocupación por la creciente violencia hacia este colectivo. La falta de refugios seguros y de atención adecuada para personas con problemas de salud mental ha sido señalada como un factor que contribuye a situaciones como esta. Activistas han pedido una mayor inversión en servicios de salud mental y programas de apoyo para personas sin hogar, argumentando que la prevención es clave para evitar que se repitan tragedias similares.
Además, el caso ha puesto de relieve la necesidad de un enfoque más humano y comprensivo hacia las personas que viven en la calle. Muchos de ellos enfrentan no solo la falta de vivienda, sino también problemas de salud mental, adicciones y aislamiento social. La sociedad tiene la responsabilidad de abordar estas cuestiones de manera integral, proporcionando no solo refugio, sino también servicios de salud mental y apoyo social.
La situación de Hame K. también ha generado un debate sobre la forma en que se trata a los individuos con trastornos mentales en el sistema judicial. La posibilidad de que un individuo sea considerado no culpable debido a su estado mental plantea preguntas sobre la justicia y la protección de la sociedad. Sin embargo, también es fundamental reconocer que la violencia no puede ser justificada y que las víctimas merecen justicia y apoyo.
El caso de València es un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y de la necesidad de un cambio en la forma en que se aborda la salud mental y la pobreza en la sociedad. La comunidad debe unirse para encontrar soluciones efectivas que protejan a los más vulnerables y prevengan futuros actos de violencia. La tragedia del cauce del Turia no solo es un llamado a la acción, sino también una oportunidad para reflexionar sobre cómo podemos construir una sociedad más inclusiva y compasiva.