La reciente decisión de la asociación Acción Comadres de suspender un acto programado en València con la escritora y periodista Cristina Fallarás ha generado un amplio debate sobre la seguridad y la libertad de expresión en el contexto del activismo feminista. Esta medida, tomada en respuesta a las amenazas y el acoso que ha recibido Fallarás por parte de ciertos sectores políticos, pone de manifiesto el clima de tensión que enfrenta el feminismo en la actualidad.
### Contexto de la Suspensión
Acción Comadres ha emitido un comunicado en el que explica que la decisión de cancelar el evento no fue tomada a la ligera. La organización feminista argumenta que la falta de garantías de seguridad para Fallarás y otros ponentes, como Karmele Marchante, Teresa Meana y Marisa Kohan, ha llevado a esta acción. Las agresiones, que inicialmente eran de carácter digital, han escalado a amenazas tangibles en espacios públicos, lo que ha creado un ambiente de inseguridad. La asociación considera que continuar con el acto en estas condiciones sería irresponsable y contrario a sus valores de respeto y dignidad.
La situación se agrava por el hecho de que el acoso y las amenazas no son fenómenos aislados, sino que forman parte de una campaña más amplia de hostigamiento hacia figuras públicas que se atreven a alzar la voz en defensa de los derechos de las mujeres. Esta realidad ha llevado a Acción Comadres a hacer un llamado urgente a las autoridades, incluyendo la Fiscalía y el Ministerio del Interior, para que actúen y garanticen la protección de quienes se encuentran en la línea de fuego del activismo.
### La Libertad de Expresión en Peligro
La decisión de suspender el evento no solo refleja una preocupación por la seguridad de las ponentes, sino que también plantea interrogantes sobre el estado de la libertad de expresión en el país. La organización ha denunciado que la libertad de expresión y el activismo feminista no pueden ser silenciados mediante intimidaciones y campañas de odio. Este tipo de ataques no solo afectan a las personas directamente involucradas, sino que también envían un mensaje claro a todas aquellas que desean participar en el debate público sobre temas de género y derechos humanos.
El hecho de que una figura como Cristina Fallarás, conocida por su trabajo en la defensa de los derechos de las mujeres, se vea obligada a cancelar sus presentaciones por miedo a represalias, es un indicativo alarmante de cómo el activismo feminista se enfrenta a un entorno hostil. La violencia política, machista y fascista, como la ha calificado Acción Comadres, se manifiesta de diversas formas, desde el acoso en redes sociales hasta amenazas directas que ponen en riesgo la integridad física de las activistas.
La organización ha dejado claro que esta suspensión no es una rendición, sino una medida de protección. A pesar de las dificultades, Acción Comadres ha reafirmado su compromiso de seguir promoviendo acciones seguras y de continuar denunciando la violencia que enfrentan las mujeres en el ámbito público y privado. La lucha por la igualdad de género y la defensa de los derechos humanos no se detiene ante las amenazas, y es fundamental que la sociedad en su conjunto apoye a quienes se encuentran en esta batalla.
### La Respuesta de la Sociedad
La respuesta de la sociedad civil y de las instituciones ante estos acontecimientos es crucial. La falta de acción por parte de las autoridades puede interpretarse como una aceptación tácita de la violencia y el acoso como herramientas para silenciar voces disidentes. Es imperativo que los partidos políticos y las instituciones se posicionen claramente en defensa de la libertad de expresión y la seguridad de las activistas. La inacción no solo perpetúa la violencia, sino que también deslegitima el trabajo de quienes luchan por un mundo más justo e igualitario.
Acción Comadres ha hecho un llamado a la acción, instando a todos los sectores de la sociedad a unirse en la defensa de los derechos de las mujeres y a condenar cualquier forma de violencia que busque silenciar a quienes se atreven a hablar. La lucha por la igualdad de género es una responsabilidad colectiva, y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la creación de un entorno seguro y respetuoso para todas las voces.
La situación actual es un recordatorio de que la lucha por la libertad de expresión y los derechos de las mujeres está lejos de haber terminado. La valentía de activistas como Cristina Fallarás y organizaciones como Acción Comadres es fundamental para avanzar hacia un futuro donde todas las voces sean escuchadas y respetadas, sin miedo a represalias.