La reciente declaración de la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, ha puesto de manifiesto una preocupación creciente en la sociedad sobre la banalización de la violencia y la delincuencia en el ámbito político. En una entrevista, Etxanobe expresó su inquietud por ciertas actitudes que parecen minimizar la gravedad de estos problemas, sugiriendo que todos los partidos políticos deberían unirse en su condena. Esta situación no solo refleja una crisis de valores en la política, sino que también plantea preguntas sobre la responsabilidad de los líderes en la formación de una sociedad más justa y segura.
La diputada mencionó incidentes recientes, como las pintadas en Gautegiz Arteaga contra el alcalde y los disturbios en Vitoria, como ejemplos de comportamientos que no deberían ser tolerados en una democracia moderna. Etxanobe argumentó que la falta de un reproche contundente por parte de algunos partidos, en particular EH Bildu, es preocupante y podría interpretarse como una forma de complicidad o indiferencia ante la violencia. Esta percepción de tibieza en la respuesta política puede tener consecuencias graves, ya que puede dar lugar a una normalización de actitudes que deberían ser rechazadas de manera unánime.
La banalización de la violencia no es un fenómeno nuevo, pero en el contexto actual, donde las redes sociales amplifican cada mensaje y cada acción, su impacto puede ser aún más devastador. La forma en que los líderes políticos y las instituciones responden a estos actos puede influir en la percepción pública y en la cultura política en general. Si los partidos no se posicionan claramente en contra de la violencia, se corre el riesgo de que la sociedad acepte estas actitudes como parte del paisaje político habitual.
### La Responsabilidad de los Líderes Políticos
Los líderes políticos tienen la responsabilidad de establecer un estándar moral y ético en la sociedad. Su papel no se limita a la gestión de políticas públicas; también deben ser modelos a seguir en la promoción de valores como el respeto, la tolerancia y la paz. La falta de una respuesta clara ante la violencia puede enviar un mensaje equivocado a la ciudadanía, sugiriendo que tales comportamientos son aceptables o, peor aún, que son parte de la política.
Etxanobe ha señalado que la actitud de algunos partidos, que prefieren mantenerse al margen de estas discusiones, no es aceptable. En un momento en que la polarización política es evidente, es crucial que los líderes encuentren un terreno común en la defensa de los derechos humanos y la dignidad de todas las personas. La política no debe ser un campo de batalla donde la violencia y la intimidación se conviertan en herramientas de negociación o persuasión.
Además, la banalización de la violencia puede tener efectos en la percepción pública de la política en general. Cuando los ciudadanos ven que sus representantes no condenan firmemente la violencia, pueden perder la fe en el sistema democrático y en la capacidad de sus líderes para proteger sus derechos. Esto puede llevar a un aumento del descontento social y a la desconfianza en las instituciones, lo que a su vez puede generar un ciclo de violencia y confrontación.
### La Necesidad de un Debate Abierto
Es fundamental que se abra un debate público sobre la violencia y la delincuencia en el ámbito político. Este debate no solo debe incluir a los partidos políticos, sino también a la sociedad civil, los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales. La colaboración entre estos actores puede ayudar a crear un frente unido contra la violencia y a promover una cultura de paz y respeto.
La educación juega un papel crucial en este proceso. Es necesario fomentar una cultura de diálogo y resolución pacífica de conflictos desde una edad temprana. Las escuelas y las instituciones educativas deben ser espacios donde se enseñen valores como la empatía, el respeto y la tolerancia. Solo así se podrá construir una sociedad que rechace la violencia en todas sus formas y que valore el diálogo como herramienta fundamental para la resolución de diferencias.
En resumen, la preocupación expresada por Etxanobe es un llamado a la acción para todos los actores de la sociedad. La banalización de la violencia no debe ser tolerada, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para erradicarla. La política debe ser un espacio donde se promuevan los valores de la paz y el respeto, y donde la violencia no tenga cabida. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos los ciudadanos se sientan seguros y respetados.
