La música ha sido, desde tiempos inmemoriales, un refugio para el alma. Para José Miguel Conejo Torres, conocido artísticamente como Leiva, este refugio ha sido su vida. Con una carrera que abarca tres décadas, Leiva ha dejado una huella indeleble en la música española, pero su historia va más allá de las notas y las letras. En su nuevo documental, «Hasta que me quede sin voz», el cantante se abre al público, revelando no solo su trayectoria musical, sino también los momentos más difíciles de su vida.
### Un Comienzo Marcado por la Música y la Tragedia
Leiva creció en Alameda de Osuna, un barrio de Madrid que se convirtió en el caldo de cultivo de su pasión por la música. Desde joven, se vio rodeado de bandas y un ambiente musical vibrante que influyó profundamente en su desarrollo artístico. «Era un barrio muy musiquero, donde había un volumen de bandas extraordinario», recuerda. Sin embargo, su infancia no estuvo exenta de tragedias. A los 13 años, un accidente con una escopeta de perdigones le costó la pérdida de su ojo izquierdo, un evento que marcó su vida y su carrera.
Este accidente no solo le hizo madurar rápidamente, sino que también le enseñó a lidiar con la mirada de los demás. En el documental, Leiva aborda este tema con una honestidad brutal, explicando cómo la experiencia le llevó a formar una banda y a encontrar en la música una vía de escape. «Me hizo bregar desde muy pequeñito con las miradas de los demás», confiesa. A través de su música, ha podido expresar sus luchas internas y conectar con aquellos que han pasado por experiencias similares.
### La Amistad como Pilar Fundamental
Uno de los aspectos más destacados del documental es la relación de Leiva con su amigo Rubén Pozo, con quien formó la exitosa banda Pereza. La separación de la banda, en el apogeo de su carrera, fue una decisión difícil pero necesaria para preservar su amistad. «Pereza paró en el momento de mayor éxito y es muy significativo del respeto que nos tenemos», explica Leiva. Esta decisión refleja una madurez que a menudo falta en la industria musical, donde el éxito puede llevar a la autodestrucción.
Leiva también habla sobre la importancia de mantener un círculo cercano de amigos que lo anclen en la realidad. «Preservar ese núcleo de amigos fuera del manicomio de la música es una de las cosas más importantes de mi vida», dice. Este espacio seguro le permite desconectarse de la presión del estrellato y recordar quién es realmente, lejos de los aplausos y la fama.
### Desafíos Personales y la Lucha por la Voz
A lo largo de su carrera, Leiva ha enfrentado numerosos desafíos, incluyendo problemas de voz que han requerido varias operaciones. En el documental, comparte su experiencia con la afonía y cómo ha aprendido a adaptarse a esta nueva realidad. «Tengo una lesión en una cuerda vocal que no es reversible y eso me ha provocado una pérdida de voz», explica. A pesar de este obstáculo, se siente afortunado de poder seguir haciendo música, aunque de una manera diferente.
La honestidad de Leiva también se extiende a otros aspectos de su vida, como la ansiedad y el consumo de alcohol. Reconoce que, aunque estos problemas son comunes en la industria, su lucha ha sido personal y profunda. «Lo que pasa es que ahora tiene nombre y cuando yo lo padecía no lo tenía», reflexiona. Esta apertura sobre su salud mental es un recordatorio de que, detrás de la imagen del artista exitoso, hay una persona que enfrenta sus propios demonios.
### La Música como Refugio
A pesar de los desafíos, Leiva encuentra en la música un refugio. «Creo que me permite tener un espacio al que escapar y dejar de escuchar las voces internas que no quiero», dice. Esta conexión con la música es lo que lo impulsa a seguir creando, a pesar de las dificultades. En su documental, se muestra no solo como un artista, sino como un ser humano que busca la autenticidad en un mundo que a menudo es superficial.
El documental «Hasta que me quede sin voz» no solo es un retrato de la vida de Leiva, sino también una exploración de la vulnerabilidad y la resiliencia. A través de su música y su historia, invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias luchas y la importancia de la amistad y la honestidad en la vida. En un mundo donde la imagen a menudo prevalece sobre la realidad, Leiva se presenta como un faro de autenticidad, recordándonos que, al final del día, todos somos humanos y estamos en esta lucha juntos.