En el sur de Cantabria, cerca de la frontera con Castilla y León, se encuentra un impresionante monumento que solo se revela en momentos específicos: la Catedral de los Peces. Este singular campanario, que forma parte de la Iglesia de San Roque, emerge del embalse del Ebro cuando el nivel del agua desciende, ofreciendo una vista espectacular que atrae a numerosos visitantes.
La historia de la Catedral de los Peces se remonta a finales del siglo XIX, cuando fue construida como un centro espiritual para la localidad de Villanueva de Las Rozas. Sin embargo, su existencia fue efímera, ya que en la década de 1950, la construcción del embalse del Ebro, uno de los más grandes del norte de España, sumergió no solo la iglesia, sino también varios pueblos y campos de cultivo en la región. Este embalse, inaugurado en 1952, transformó el paisaje y dejó bajo las aguas vestigios de la vida anterior en la zona.
A pesar de su destino, la altura del campanario permite que, en ocasiones, se asome a la superficie, convirtiéndose en un atractivo turístico. Cuando el embalse alcanza niveles bajos, la Catedral de los Peces se convierte en un lugar de peregrinación para curiosos y amantes de la historia, que desean explorar este tesoro arquitectónico. La experiencia de visitar la iglesia es única, ya que se accede a través de una pasarela de madera de 50 metros que conecta la tierra firme con la entrada del campanario.
Una vez en la base de la torre, los visitantes pueden subir por una escalera de caracol que conduce a la cima del campanario. Desde allí, se pueden disfrutar de vistas panorámicas del embalse del Ebro y sus alrededores, un espectáculo que combina la belleza natural con la historia de un lugar que ha sido testigo de cambios significativos a lo largo de los años.
El embalse del Ebro no solo es conocido por su impresionante arquitectura sumergida, sino también por su importancia medioambiental. La comarca de Campoo-Los Valles, donde se ubica, es un área protegida que alberga una rica biodiversidad. Este entorno natural, junto con la historia de la Catedral de los Peces, hace que la visita sea aún más enriquecedora.
Para llegar a este fascinante destino, los viajeros pueden partir de la ciudad de Santander, situada a aproximadamente 85 kilómetros. El trayecto se realiza a través de la A-67 hasta el municipio de Reinosa, donde se toma la sinuosa CA-730, que discurre paralela al embalse. El viaje dura alrededor de una hora y ofrece vistas espectaculares del paisaje cántabro.
La Catedral de los Peces es un recordatorio de cómo la historia y la naturaleza pueden entrelazarse de maneras inesperadas. Este monumento, que una vez fue un centro de vida y fe para la comunidad de Villanueva, ahora se erige como un símbolo de resiliencia y un atractivo turístico que invita a la reflexión sobre el pasado y el presente. La experiencia de ver la iglesia emerger del agua es, sin duda, un momento que deja una huella en quienes lo viven, convirtiendo a la Catedral de los Peces en un destino imperdible para los amantes de la historia y la naturaleza en España.