La final de la Europa League entre el Tottenham Hotspur y el Manchester United, que se celebrará en San Mamés, Bilbao, ha atraído a una multitud de aficionados ingleses, generando tanto entusiasmo como preocupaciones por la seguridad. La llegada masiva de hinchas ha estado marcada por incidentes violentos en varias localidades del País Vasco, lo que ha llevado a las autoridades a implementar un dispositivo de seguridad sin precedentes.
La noche del martes, antes del gran encuentro, se registraron enfrentamientos en la Parte Vieja de San Sebastián. Decenas de ultras comenzaron a lanzar objetos como vasos, botellas y mesas, lo que provocó la intervención de la Ertzaintza para restablecer el orden. Aunque no se reportaron heridos graves, los daños materiales fueron significativos, afectando tanto al mobiliario urbano como a los establecimientos hosteleros de la zona. Este tipo de altercados no son nuevos, ya que se asemejan a incidentes previos ocurridos en bares de Santander, donde también se produjeron enfrentamientos entre aficionados.
La jornada del martes también dejó imágenes sorprendentes en Bilbao, donde un grupo de seguidores intentó escalar un balcón privado en la Plaza Nueva, aprovechando el andamiaje de la fachada. El propietario, armado con un bastón, logró ahuyentar a los intrusos antes de que pudieran acceder al piso superior. Además, la madrugada dejó dos semáforos destrozados en la ciudad, lo que llevó a las autoridades a cortar el tráfico en algunas calles para facilitar la circulación de los aficionados.
**Un Dispositivo de Seguridad Histórico**
Se estima que alrededor de 80.000 aficionados ingleses llegarán a Bilbao para la final, lo que ha llevado a las autoridades a desplegar un dispositivo de seguridad histórico. Más de 1.500 agentes de la Ertzaintza, junto con efectivos de la policía municipal, están encargados de vigilar la movilidad y el desalojo de San Mamés tras el partido. Este despliegue busca garantizar la seguridad de todos los asistentes y prevenir cualquier tipo de altercado.
El consejero vasco de Seguridad, Bingen Zupiria, ha destacado que, aunque la mayoría de los aficionados se comportan de manera festiva, no se tolerarán conductas que atenten contra la seguridad y el civismo. Las autoridades han recordado que Bilbao es una ciudad hospitalaria, pero que está comprometida a mantener el orden público.
A pesar de los incidentes, el comportamiento de la mayoría de los aficionados ha sido positivo, limitando las incidencias a enfrentamientos puntuales y algunos robos cometidos por grupos ajenos a la gran mayoría de los visitantes. Las fuerzas de seguridad mantienen el dispositivo activo hasta el desalojo completo del estadio, confiando en que, tras el partido, los hinchas celebrarán el evento deportivo sin más altercados.
**Expectativas para el Partido**
La final de la Europa League, que se disputará en San Mamés, es un evento muy esperado tanto por los aficionados de los equipos como por los locales. La ciudad de Bilbao se ha preparado para recibir a miles de visitantes, con la esperanza de que el evento transcurra sin más incidentes. Las autoridades han instado a los aficionados a disfrutar del partido de manera responsable y a respetar las normas de convivencia.
La llegada de los hooligans ingleses ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad, que han estado trabajando arduamente para garantizar la seguridad de todos los asistentes. La colaboración entre las diferentes fuerzas policiales y la comunidad local será crucial para asegurar que la final de la Europa League se convierta en una celebración del fútbol y no en un escenario de violencia.
En resumen, la llegada de los aficionados ingleses ha traído consigo tanto emoción como desafíos para las autoridades locales. Con un dispositivo de seguridad robusto y un enfoque en la convivencia pacífica, Bilbao espera que la final de la Europa League sea recordada como un evento deportivo exitoso y seguro.