Un apagón general que afectó a las comarcas de la Costera, la Canal y la Vall d’Albaida dejó a miles de ciudadanos sin electricidad durante casi doce horas. Este evento, que ocurrió el lunes, generó una serie de desafíos para las autoridades locales y la población, quienes tuvieron que adaptarse rápidamente a las circunstancias. A primera hora del martes, la normalidad comenzó a restablecerse, pero no sin antes activar un dispositivo de emergencia que garantizara la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.
La situación se tornó crítica cuando el suministro eléctrico se interrumpió, lo que también afectó las comunicaciones móviles en Xàtiva. Ante esta contingencia, el alcalde Roger Cerdà convocó a un comité de crisis en la sede de la Policía Local, donde se reunieron varios concejales y responsables de seguridad. Este equipo trabajó en coordinación con Bomberos, Policía Nacional y Guardia Civil, desplegando un total de diez patrullas para vigilar la ciudad durante la noche. A pesar de la gravedad de la situación, no se registraron incidentes significativos, lo que fue un alivio para las autoridades y la comunidad.
Uno de los aspectos más preocupantes para el consistorio fue el suministro de agua potable. Para evitar problemas mayores, se decidió realizar un corte preventivo del servicio de agua en toda la ciudad a partir de las 22 horas. La Policía Local se encargó de informar a la población mediante patrullas que utilizaron la megafonía de sus vehículos. A pesar de que la electricidad se restableció cerca de la medianoche, el suministro de agua comenzó a normalizarse solo a partir de las 7 de la mañana del día siguiente. Los semáforos y los colegios también volvieron a la normalidad, aunque este último no tenía actividad lectiva programada.
En Ontinyent, la situación fue algo diferente. La luz comenzó a regresar a los hogares antes, alrededor de las nueve de la noche. Para garantizar la seguridad de los ciudadanos, el ayuntamiento activó un operativo que incluyó la visita a residencias de mayores y personas con diversidad funcional. Los bomberos realizaron varios rescates de personas atrapadas en ascensores, lo que subraya la gravedad de la situación en la que se encontraban algunos ciudadanos. A las 6:45 horas del martes, el suministro eléctrico en Ontinyent ya funcionaba al 95%, lo que permitió que la vida cotidiana comenzara a retomar su curso habitual.
La respuesta de la comunidad fue notable. Durante el apagón, muchos ciudadanos se dirigieron a los supermercados para abastecerse de productos básicos, anticipando que la situación podría prolongarse. Sin embargo, el buen clima y la jornada festiva ayudaron a que algunos comercios, como terrazas de bares, se llenaran de clientes, lo que aportó un aire de normalidad en medio del caos. El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, expresó su agradecimiento por el comportamiento cívico de la población, destacando que la respuesta de los ciudadanos fue muy positiva y que todos los servicios públicos funcionaron correctamente.
La reactivación de la línea de cercanías C2 fue otro aspecto importante a destacar. Después de la interrupción del servicio debido al apagón, se reabrió parcialmente, permitiendo que un tren circulara cada hora. Un tren exprés que viajaba de Barcelona a Cádiz tuvo que hacer una parada en Xàtiva, donde más de 50 pasajeros se quedaron atrapados. Para garantizar su seguridad, se les permitió pasar la noche a cubierto dentro del tren, y posteriormente pudieron salir para adquirir víveres en los supermercados cercanos.
La situación en l’Alcúdia de Crespins también fue crítica, con bomberos rescatando a varias personas atrapadas en ascensores. En general, las casetas que funcionaban con placas solares no se vieron tan afectadas por el apagón, lo que permitió que algunos de sus ocupantes continuaran con sus actividades diarias sin mayores inconvenientes. La coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad y el ayuntamiento fue clave para manejar la crisis de manera efectiva.
A medida que la electricidad y los servicios se restablecían, la comunidad comenzó a respirar con alivio. La experiencia del apagón dejó una lección sobre la importancia de la preparación ante emergencias y la capacidad de respuesta de las autoridades locales. La colaboración entre los ciudadanos y los servicios de emergencia fue fundamental para superar esta situación inesperada, y aunque el evento fue desafiante, la respuesta colectiva demostró la resiliencia de la comunidad ante la adversidad.