Las calles de València se han transformado en un vibrante escenario donde el running se fusiona con la música y la sociabilidad. Cada martes, a las ocho de la tarde, un grupo de más de doscientas personas se reúne para participar en Frolik, una actividad que ha revolucionado la forma en que los valencianos ven el deporte. Este fenómeno, que combina ejercicio y diversión, ha crecido exponencialmente desde su creación, convirtiéndose en un auténtico ritual festivo que atrae a corredores de todas las edades y nacionalidades.
### Un Club de Running Diferente
Frolik, que en inglés significa «correr por diversión», fue fundado por Dario Franco, un publicista argentino que llegó a València en junio de 2024. Su visión era crear un club de running que no solo se centrara en el ejercicio físico, sino que también fomentara la conexión social entre los participantes. En su primera quedada, Dario se presentó con un altavoz y cuatro amigos, pero rápidamente el número de asistentes comenzó a crecer. En cuestión de semanas, el grupo pasó de cinco a trescientos corredores, lo que llevó a Dario a establecer un límite de 200 participantes para mantener la experiencia controlada.
La esencia de Frolik radica en la energía colectiva que se genera durante las carreras. Con playlists que cambian cada semana, los corredores se mueven al ritmo de la música, creando un ambiente festivo que atrae tanto a corredores experimentados como a principiantes. Dario enfatiza que la música es el alma del grupo, y el altavoz portátil que lleva a sus espaldas se ha convertido en el corazón de esta comunidad. Los himnos, como «La morocha», han sido adoptados por el grupo y se han vuelto emblemáticos, generando un sentido de pertenencia entre los participantes.
### Más que un Simple Ejercicio
Frolik no es solo un club de running; es un espacio social donde se forman amistades y conexiones. Muchos de los participantes son estudiantes, extranjeros de Erasmus y personas de diversas edades que buscan una forma divertida de mantenerse activos. Dario describe Frolik como el «tinder del running», ya que muchos se unen no solo por el deporte, sino por la oportunidad de conocer gente nueva. Esta dinámica ha llevado a la formación de parejas y amistades duraderas, lo que añade un componente social significativo a la experiencia.
Las carreras comienzan en un bar local y se dirigen al antiguo cauce del río Túria, donde los corredores disfrutan de un recorrido de aproximadamente seis kilómetros. Durante el trayecto, se realizan paradas para bailar y hacer ejercicios de calentamiento, lo que mantiene alta la energía del grupo. La interacción con el público también es parte de la experiencia; los aplausos y los choques de manos de los transeúntes contribuyen a la atmósfera festiva, y muchos de ellos se sienten atraídos a unirse después de ver el espectáculo en la calle.
Dario ha logrado establecer acuerdos con varios bares y restaurantes para que los participantes puedan disfrutar de una cerveza o una hamburguesa al finalizar la carrera, lo que refuerza el aspecto social de Frolik. Aunque participar es gratuito, el grupo ha encontrado formas de generar ingresos a través de la venta de camisetas y colaboraciones con locales, asegurando así la sostenibilidad de la iniciativa.
El crecimiento de Frolik ha sorprendido incluso a su creador. A pesar de que València es conocida por su cultura runner, Dario no esperaba que la respuesta fuera tan abrumadora. La combinación de ejercicio, música y socialización ha resonado profundamente en la comunidad, convirtiendo a Frolik en una de las experiencias urbanas más singulares de la ciudad. La iniciativa ha atraído la atención de medios y ha comenzado a ser vista como una atracción turística, lo que plantea tanto oportunidades como desafíos para su futuro.
Frolik ha demostrado que el running puede ser mucho más que una actividad física; puede ser una forma de vida que fomente la conexión entre las personas. Con su enfoque innovador y su espíritu festivo, este club ha logrado crear un espacio donde la diversión y el ejercicio van de la mano, y donde cada carrera es una celebración de la comunidad y la energía colectiva. A medida que Frolik continúa creciendo, su impacto en la cultura del running en València es innegable, y su legado seguramente perdurará en los corazones de quienes participan.