En el corazón de la Península Ibérica, el río Gritos, un afluente del Júcar, se convierte en el hilo conductor de una ruta que invita a descubrir la belleza oculta de la provincia de Cuenca. Este recorrido no solo ofrece paisajes naturales impresionantes, sino también un viaje a través de la historia y la arquitectura de pequeños pueblos que, a menudo, pasan desapercibidos para el turismo convencional.
La ruta de senderismo que se propone abarca un total de 36 kilómetros, comenzando en la pintoresca villa de Chumillas. A pesar de contar con poco más de 50 habitantes, Chumillas destaca por su patrimonio histórico, que incluye un impresionante torreón de origen musulmán del siglo XII y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo románico que ha resistido la prueba del tiempo. Este primer tramo de la ruta es una invitación a disfrutar de la tranquilidad y la belleza del entorno, donde los campos de cultivo y los vestigios de antiguos molinos enriquecen la experiencia.
Continuando el recorrido, se llega a Olmeda del Rey, un pequeño municipio que alberga alrededor de 120 vecinos. Aquí, los visitantes pueden admirar la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves y el edificio consistorial del siglo XVII, que reflejan la rica historia arquitectónica de la región. Este pueblo, con su encanto rural, ofrece un respiro antes de continuar hacia uno de los puntos más destacados de la ruta: la antigua ciudad romana de Valeria.
A tan solo seis kilómetros de Olmeda del Rey, los restos de Valeria emergen como un testimonio del pasado glorioso de la región. Fundada en el siglo I a.C., esta ciudad romana es uno de los yacimientos más importantes de Castilla-La Mancha. En su centro de visitantes, los excursionistas pueden aprender sobre la historia de Valeria y su relevancia en la época romana, lo que añade un valor cultural significativo a la experiencia de senderismo.
Tras explorar Valeria, el camino continúa hacia Valera de Abajo, a ocho kilómetros de distancia. Este municipio, que junto a Valera conforma el conjunto de Las Valeras, es conocido por su patrimonio religioso. El Convento de San José es una de las joyas arquitectónicas que no se deben perder. Además, Valera de Abajo ofrece un ambiente acogedor ideal para reponer fuerzas antes de afrontar el tramo final de la ruta.
Los últimos once kilómetros llevan a los senderistas hasta Valverde del Júcar, un encantador pueblo situado a orillas del embalse de Alarcón. Este destino no solo es conocido por su belleza natural, sino también por su rica herencia cultural. La Iglesia de Santa María Magdalena es un punto de interés, pero lo que realmente cautiva a los visitantes son las calles del pueblo, que esconden numerosas sorpresas y tesoros arquitectónicos.
La ruta a lo largo del río Gritos no solo es una oportunidad para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, sino también para sumergirse en la historia y la cultura de una región que, a menudo, queda fuera del radar turístico. Cada pueblo a lo largo del camino cuenta su propia historia, y cada parada ofrece una nueva perspectiva sobre la rica herencia de Cuenca.
Este recorrido es ideal para aquellos que buscan una escapada de fin de semana, donde el turismo rural se combina con la exploración cultural. La belleza del paisaje, la historia que se respira en cada rincón y la calidez de sus habitantes hacen de esta ruta una experiencia inolvidable. Así que, si estás buscando un destino cercano a Madrid que combine naturaleza, historia y tranquilidad, la ruta del río Gritos es una opción que no te decepcionará.