El motociclismo es un deporte que ha capturado la imaginación de millones de aficionados alrededor del mundo. Sin embargo, detrás de la emoción de las carreras y la adrenalina de las competiciones, se encuentra una dura realidad que muchos jóvenes talentos deben enfrentar: el alto costo de competir. Mika Pérez, un expiloto de MotoE y subcampeón de Supersport300, comparte su experiencia y revela las dificultades económicas que enfrentan los pilotos en su camino hacia el éxito.
### La Realidad Financiera del Motociclismo
Desde una edad temprana, Mika Pérez se sintió atraído por el mundo del motociclismo. Su primer contacto con las motos fue a los cinco años, cuando su padre lo llevó a un circuito y le compró una motocross. Sin embargo, lo que comenzó como un sueño infantil pronto se convirtió en una lucha constante por encontrar los recursos necesarios para seguir compitiendo. «El motociclismo es un mundo bonito, pero también es muy caro. Entrenar y competir requiere un apoyo económico significativo», explica Pérez.
La presión económica se intensifica a medida que los pilotos avanzan en sus carreras. Mika recuerda cómo, al pasar a la Mini GP 140, se dio cuenta de que debía ganar el campeonato para poder continuar. «Si no ganaba, no podía seguir porque el salto económico era muy alto», dice. Esta realidad se convierte en un factor determinante en la carrera de muchos jóvenes pilotos, quienes deben lidiar con la presión de obtener resultados para asegurar su futuro en el deporte.
La falta de apoyo financiero puede ser devastadora. Mika menciona que muchos talentos se quedan en el camino debido a lesiones o a la falta de recursos económicos. «Dorna, que gestiona el mundial, busca vender un producto global y eso limita el talento. El motociclismo se ha convertido en un deporte de ricos. Si tienes dinero, puedes correr; si no, tienes que estar entre los tres primeros y esperar que alguien se retire», afirma. Esta situación plantea un dilema ético en el deporte, donde el talento a menudo se ve eclipsado por la capacidad económica.
### La Presión y el Talento en el Deporte
La presión que enfrentan los jóvenes pilotos es abrumadora. Mika confiesa que, a pesar de su pasión por las motos, la ansiedad y el estrés de competir a un alto nivel le resultaron difíciles de manejar. «Sentí mucha más presión de los 9 a los 15 años que cuando ya estaba corriendo el Mundial. No quería que llegara el día de la carrera por la presión», comparte. Esta experiencia resalta la necesidad de un entorno más saludable y menos competitivo para los jóvenes talentos, donde puedan disfrutar del deporte sin la carga de expectativas desmedidas.
El motociclismo, según Mika, debería ser un deporte basado en la meritocracia, donde el desempeño en la pista determine el futuro de un piloto. Sin embargo, la realidad es que el dinero juega un papel crucial. «Con dinero puedes comprar un asiento en MotoGP. No considero que sea un deporte en ese sentido. En otros deportes, como el fútbol, no puedes pagar para jugar en un equipo de élite», argumenta. Esta falta de equidad en el acceso a oportunidades plantea interrogantes sobre la integridad del deporte y su futuro.
Mika también destaca que la privatización de las carreras ha afectado negativamente la visibilidad del motociclismo en comparación con otros deportes. La disminución de patrocinadores, especialmente tras la salida de marcas de tabaco que solían apoyar a los pilotos, ha hecho que sea aún más difícil para los jóvenes talentos encontrar el respaldo financiero necesario. «Con 3.000 euros no pasas ni un fin de semana entrenando. Los equipos para el mundial de Supersport piden entre 250.000 y 300.000 euros», explica, lo que pone de manifiesto la magnitud del desafío financiero que enfrentan los aspirantes a pilotos.
La situación se complica aún más cuando se considera el costo total de llegar a MotoGP. Mika estima que, para un piloto que debe cubrir todos los gastos, el costo puede ascender a varios millones de euros. «Correr en el Mundial de Moto3 puede costar entre 600.000 y 700.000 euros, mientras que en Moto2 puedes llegar al millón de euros o más. En MotoGP, los costos pueden ser de 2 a 3 millones de euros», detalla. Esta cifra exorbitante pone en evidencia la barrera económica que impide que muchos talentos lleguen a la cima de su deporte.
La historia de Mika Pérez es un reflejo de la lucha de muchos jóvenes pilotos que, a pesar de su talento y dedicación, se ven limitados por las circunstancias económicas. Su experiencia resalta la necesidad de un cambio en la estructura del motociclismo, donde el talento y el esfuerzo sean los factores determinantes para alcanzar el éxito, en lugar de la capacidad financiera. En un deporte que debería ser accesible para todos, la meritocracia debe prevalecer sobre el dinero, permitiendo que los verdaderos talentos brillen en la pista.