La Congregación de Cardenales ha establecido la fecha para el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, programado para el 7 de mayo. Esta decisión fue confirmada por el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, tras la quinta congregación general de cardenales, donde cerca de 190 purpurados se reunieron para discutir los detalles del proceso electoral. Este cónclave se llevará a cabo tres días después de las Novendiales, un periodo de nueve días de misas en honor al difunto Pontífice, que comenzó el sábado pasado, día del funeral.
Durante la congregación, que se extendió por aproximadamente tres horas y media, muchos cardenales, incluidos algunos recién llegados, tuvieron la oportunidad de conocerse y expresar sus posturas sobre el futuro de la Iglesia. A partir de ahora, los cardenales tendrán un plazo de ocho días para prepararse, con reuniones programadas diariamente, excepto el 1 y el 4 de mayo. Sin embargo, se anticipan posibles cambios de última hora en la agenda.
Uno de los aspectos más intrigantes del cónclave es la incertidumbre sobre el número exacto de cardenales que participarán en la elección. Actualmente, se estima que entre 134 y 135 cardenales tendrán derecho a voto, aunque esta cifra podría variar. Por ejemplo, el cardenal bosnio Vinko Puljić ha recibido autorización médica para viajar a Roma, lo que aumenta el número de participantes. Por otro lado, el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu, quien ha estado envuelto en controversias por irregularidades financieras, ha solicitado participar en el cónclave, aunque su presencia sigue siendo incierta. En contraste, el cardenal español Antonio Cañizares ha confirmado su ausencia por motivos de salud.
La atmósfera en el Vaticano es tensa, ya que este periodo de sede vacante, que es el tiempo que transcurre entre la muerte de un Papa y la elección de su sucesor, ha generado una gran expectación pública. Desde la muerte de Juan Pablo II, no se había vivido un periodo de transición con tanta atención mediática. Actualmente, se han acreditado alrededor de 2,700 periodistas para cubrir el evento, además de los 600 cronistas que ya están registrados permanentemente ante la Santa Sede.
La presión sobre los cardenales es considerable, ya que el cónclave no solo es un evento espiritual, sino también financiero. Se estima que el encierro de los cardenales en la Capilla Sixtina podría costar entre 100,000 y 150,000 euros diarios a las arcas del Vaticano, dado que durante este tiempo los Museos Vaticanos permanecerán cerrados, privando a la Santa Sede de una de sus principales fuentes de ingresos. Esta situación ha llevado a algunos cardenales a expresar confusión sobre la duración del cónclave. Mientras que el cardenal Reinhard Marx sugirió que se esperaba un cónclave breve, el cardenal sueco Anders Arborelius opinó que podría ser largo debido a la falta de familiaridad entre los participantes.
El cardenal argentino Ángel Rossi también se mostró cauteloso, enfatizando la necesidad de valentía y unidad en el proceso. «Esperamos, sobre todo, que haya unidad. Es necesario continuar en el camino de Francisco y seguir el camino de la caridad, pero ciertamente con las peculiaridades que tendrá el nuevo pontífice», comentó Rossi. Esta incertidumbre sobre la duración del cónclave ha llevado a las casas de apuestas inglesas a prever un proceso prolongado, con estimaciones que sugieren que podrían ser necesarias entre cinco y ocho fumatas antes de que se logre un consenso y se elija al nuevo Papa. Esta decisión no solo impactará a la Iglesia Católica, que cuenta con aproximadamente 1,300 millones de fieles en todo el mundo, sino que también marcará el rumbo de la institución en los años venideros.