La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, ha delineado las prioridades de su gobierno en el contexto de su presidencia del Consejo de la Unión Europea. En un momento en que la amenaza rusa se intensifica, el país nórdico ha decidido centrar sus esfuerzos en el rearme europeo y en la lucha contra la inmigración irregular. Con una población de aproximadamente seis millones de habitantes, Dinamarca se ha convertido en un modelo a seguir en estas áreas, aumentando rápidamente su presupuesto de defensa y aplicando políticas migratorias estrictas.
**Aumento del Presupuesto de Defensa y Servicio Militar Obligatorio**
Dinamarca ha incrementado su presupuesto de defensa de manera significativa, con el objetivo de alcanzar el 5% del PIB, tal como lo exige el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a los aliados de la OTAN. Cuando Frederiksen asumió el cargo hace seis años, el gasto en defensa era de solo un 1,3%, y se espera que este año supere el 3%. Este ambicioso plan de rearme incluye un fondo de 7.000 millones de euros hasta finales del próximo año, y se prevé que esta cifra se duplique para 2033, lo que marcaría la mayor inversión en defensa en la historia del país.
Una de las medidas más destacadas es la implementación del servicio militar obligatorio para las mujeres, que se ha puesto en marcha a partir de julio de este año. Todas las danesas que cumplen 18 años deben inscribirse, someterse a una evaluación de aptitud y, si es necesario, participar en un sorteo para ocupar las plazas disponibles. El año pasado, 4.700 soldados completaron el servicio militar, de los cuales el 24% eran mujeres, pero en calidad de voluntarias. El objetivo del gobierno es aumentar el número total de reclutas a 6.500 en un plazo de ocho años, complementando así un ejército profesional que ya cuenta con aproximadamente 9.000 efectivos.
**Políticas Migratorias Estrictas**
En paralelo a su enfoque en la defensa, Dinamarca ha adoptado una de las políticas migratorias más severas de la Unión Europea, alineándose con las posturas de partidos de extrema derecha. Frederiksen ha manifestado en varias ocasiones que la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo representa «el mayor desafío» para el país. Este cambio en la política migratoria ha llevado a una transformación en la narrativa del Partido Socialdemócrata, que anteriormente defendía una sociedad multiétnica.
El gobierno danés ha implementado medidas drásticas, como la confiscación de bienes a los solicitantes de asilo para cubrir los costos de su estancia en el país. Además, se han explorado propuestas para enviar a inmigrantes sin papeles a una isla que alberga un centro de investigación de animales contagiosos. En un acuerdo controvertido, Dinamarca ha establecido un pacto con Ruanda para trasladar a solicitantes de asilo a este país africano, aunque esta medida aún no se ha materializado.
Dinamarca también ha sido pionera en calificar ciertas áreas de Siria como «seguros» para deportar a refugiados, lo que ha suscitado críticas tanto a nivel nacional como internacional. La postura del gobierno es clara: «tenemos demasiados extranjeros sin residencia legal en Dinamarca que no regresan a casa, es insostenible», declaró Mattias Tesfaye, el entonces ministro de Inmigración y Asuntos de Integración.
**Compromiso con la Seguridad Regional**
La amenaza rusa ha llevado a Dinamarca a reforzar su presencia militar en la región del Báltico, donde tiene tropas desplegadas en Letonia y Lituania. Estos países, que fueron parte de la antigua Unión Soviética, comparten frontera con Rusia y han expresado su preocupación por ser el próximo objetivo del Kremlin. La situación geopolítica actual ha llevado a Dinamarca a enviar soldados desarmados a Ucrania para aprender nuevas técnicas de combate, una decisión que ha sido criticada por Moscú, que advierte sobre los riesgos que esto implica para los soldados daneses.
Además, la preocupación por Groenlandia, un territorio semiautónomo de Dinamarca, ha resurgido en el contexto de las ambiciones de Trump de adquirirlo. Frederiksen ha sido clara al afirmar que «Groenlandia no está en venta», subrayando la importancia de la región en el contexto de la seguridad europea y la geopolítica actual.
En resumen, Dinamarca se encuentra en un momento crucial, donde la defensa y la inmigración son temas centrales en la agenda política. Con un enfoque decidido hacia el rearme y políticas migratorias más estrictas, el país busca adaptarse a un entorno internacional cada vez más complejo y desafiante.