La ciudad de València, conocida por su clima cálido y soleado, enfrenta un desafío creciente relacionado con las altas temperaturas. Un reciente estudio realizado por la Cátedra Planeta y Desarrollo Sostenible de la Universitat Politècnica de València ha revelado que la diferencia de temperatura entre los barrios de la ciudad puede ser notable, lo que plantea preocupaciones sobre la vulnerabilidad de ciertos sectores de la población ante las olas de calor. Este artículo explora los hallazgos del estudio y su implicación en la planificación urbana y la salud pública.
**Diferencias Térmicas en los Barrios de València**
El estudio destaca que el barrio de Trinitat es el más fresco de València, con una temperatura superficial que alcanza los 35,9 grados Celsius. En contraste, el polígono de Vara de Quart se posiciona como el más caluroso, con temperaturas que ascienden hasta los 41,4 grados. Esta diferencia de casi seis grados es significativa y refleja cómo la urbanización y la distribución de espacios verdes influyen en el microclima de la ciudad.
Los barrios más vulnerables al calor, según el estudio, incluyen Benicalap, El Calvari, Torrefiel, Els Orriols, Benimaclet, Russafa, l’Horta de Senabre, La Raiosa y Nou Moles. Estos lugares se caracterizan por tener una menor renta per cápita, una mayor proporción de población envejecida y una escasa presencia de zonas verdes. La falta de vegetación y espacios abiertos contribuye a la creación de islas de calor, donde las temperaturas son significativamente más altas que en áreas con más vegetación.
La investigación también señala que la pobreza energética es un factor crítico en estos barrios. Muchas viviendas carecen de materiales aislantes y de sistemas de refrigeración, lo que aumenta la vulnerabilidad de sus habitantes durante las olas de calor. La combinación de estos factores hace que las personas que viven en estas áreas sean más susceptibles a problemas de salud relacionados con el calor, como el estrés térmico y otras complicaciones médicas.
**El Efecto de la Vegetación en la Temperatura Urbana**
La vegetación juega un papel crucial en la regulación de la temperatura en las ciudades. El estudio de la UPV muestra que la presencia de parques y zonas verdes puede reducir significativamente las temperaturas en las áreas circundantes. Espacios como los jardines de Viveros y el Botànic, así como el parque de Cabecera, actúan como reguladores térmicos, proporcionando sombra y frescura a los barrios adyacentes.
El jardín del Túria, que es el parque lineal más largo de Europa, también contribuye a la disminución de las temperaturas en su entorno, especialmente en la desembocadura, donde la brisa marina se combina con la vegetación. Esta interacción entre el verde y el clima es fundamental para mitigar los efectos del calor extremo en la ciudad.
La planificación urbana debe considerar la importancia de aumentar la vegetación en las áreas urbanas. Estrategias como la creación de corredores verdes y la inclusión de más espacios abiertos en el diseño de nuevos barrios son esenciales para combatir el aumento de las temperaturas. Ejemplos de otras ciudades, como París con su plan “50 grados”, demuestran que es posible implementar soluciones efectivas para enfrentar el cambio climático y sus efectos en la salud pública.
Además, el estudio sugiere que los nuevos desarrollos urbanos deben incluir zonas verdes, avenidas amplias que permitan la circulación del aire y viviendas diseñadas para resistir el calor. En los barrios existentes, es crucial combinar la regeneración verde con el uso público de los espacios, creando un entorno más habitable y saludable para todos los residentes.
La planificación equitativa es fundamental para garantizar que las soluciones climáticas lleguen a quienes más las necesitan. La creación de refugios climáticos, que proporcionen alivio durante las olas de calor, es una medida necesaria para proteger a las poblaciones más vulnerables, incluidos los ancianos y aquellos con menos recursos.
En resumen, el estudio de la Universitat Politècnica de València pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar las disparidades térmicas en la ciudad. La combinación de factores socioeconómicos y la falta de vegetación en ciertos barrios contribuyen a un aumento del riesgo de salud durante las olas de calor. La implementación de políticas urbanas que prioricen la creación de espacios verdes y la mejora de la infraestructura puede ayudar a mitigar estos efectos y promover una ciudad más resiliente ante el cambio climático.