La situación en Haití se ha vuelto insostenible, especialmente en la localidad de Préval, donde una reciente masacre ha dejado al menos 50 personas muertas, muchas de ellas de manera brutal. Este trágico evento ha puesto de manifiesto la creciente violencia que asola al país, donde las bandas armadas y grupos de autodefensa han tomado el control, generando un clima de terror y desesperación entre la población.
La masacre en Préval, que ocurrió a finales de mayo de 2025, ha sido descrita como una de las más atroces en la historia reciente de Haití. Los informes indican que los atacantes, pertenecientes a una coalición de grupos de autodefensa, llevaron a cabo actos de violencia extrema, incluyendo decapitaciones y quema de cuerpos. Según testimonios de los residentes, los cuerpos de menores, ancianos y jóvenes fueron hallados en condiciones desgarradoras, algunos incluso calcinados dentro de sus hogares. La portavoz de la Comisión de Diálogo, Reconciliación y Concienciación para Salvar Artibonite, Bertide Horace, ha señalado que la situación es tan grave que los cuerpos continúan apareciendo en ríos y campos, lo que sugiere que el número de víctimas podría ser aún mayor.
### Contexto de la Violencia en Haití
La violencia en Haití no es un fenómeno nuevo, pero ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. La crisis política y económica que enfrenta el país ha creado un vacío de poder que ha sido aprovechado por bandas armadas y grupos de autodefensa. Estos grupos, que en un principio surgieron como defensores de la comunidad, han evolucionado hacia organizaciones criminales que operan con impunidad.
La masacre en Préval se produjo como represalia por el asesinato de un miembro de una de estas coaliciones de autodefensa. La violencia se desató cuando el grupo armado Gran Griff ejecutó a este individuo, lo que llevó a una serie de represalias que culminaron en la devastación de la localidad. Los atacantes no solo asesinaron a los residentes, sino que también incendiaron viviendas y destruyeron lugares de culto, como la iglesia Maranatha, donde decapitaron al pastor y a otros fieles.
La falta de intervención por parte de las fuerzas de seguridad ha sido un tema recurrente en este contexto. A pesar de la proximidad de una comisaría de policía, los residentes de Préval han denunciado la inacción de los uniformados, quienes no han intervenido para proteger a la población. Esta situación ha llevado a muchos a cuestionar la efectividad de la Policía Nacional y su capacidad para garantizar la seguridad en el país.
### La Respuesta de la Comunidad y la Iglesia
Ante la creciente ola de violencia, la comunidad de Préval y organizaciones de la sociedad civil han comenzado a alzar la voz. La Conferencia Episcopal de Haití ha expresado su profundo dolor por la situación y ha hecho un llamado a la justicia para que los responsables de estas atrocidades sean llevados ante la ley. Los obispos han instado a las autoridades a asumir su responsabilidad en la protección de los ciudadanos y en el restablecimiento del orden público.
Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. La crisis humanitaria en Haití se agrava cada día, con un número creciente de desplazados que huyen de la violencia. Según datos de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, solo en los primeros meses de 2025, más de 1,600 personas han perdido la vida a causa de la violencia, y miles más han sido desplazadas de sus hogares.
La situación en Haití es un recordatorio de la fragilidad de la paz y la seguridad en regiones donde la gobernanza es débil y la violencia se ha normalizado. La comunidad internacional también tiene un papel que desempeñar en la búsqueda de soluciones a esta crisis, ya que la inacción podría llevar a un deterioro aún mayor de la situación.
La masacre en Préval es un llamado urgente a la acción, no solo para las autoridades haitianas, sino también para la comunidad internacional, que debe prestar atención a la crisis humanitaria que se desarrolla en el país. La violencia, el sufrimiento y la desesperación de la población no pueden ser ignorados, y es fundamental que se tomen medidas efectivas para restaurar la paz y la seguridad en Haití.