Tony Wheeler, el fundador de Lonely Planet, ha compartido recientemente en su blog su decisión de no regresar a varios países, citando razones tanto políticas como personales. Conocido por ser un pionero en el mundo de las guías de viaje, Wheeler ha estado reflexionando sobre el impacto que sus viajes tienen en el medio ambiente y cómo ciertos acontecimientos globales han influido en su perspectiva sobre el turismo.
Uno de los países que ha decidido evitar es Rusia. Wheeler expresa su descontento con la situación política actual, señalando la alianza de Rusia con Corea del Norte y su papel en el conflicto en Ucrania. «Mientras Putin siga asesinando a inocentes, no tengo intención de visitar», afirma. Esta postura refleja una creciente tendencia entre los viajeros a considerar las implicaciones éticas de sus destinos.
Otro país que se encuentra en la lista negra de Wheeler es Arabia Saudí. El fundador de Lonely Planet menciona múltiples razones para su decisión, incluyendo el asesinato de periodistas y las violaciones de derechos humanos que han sido reportadas en el país. Su rechazo a visitar Arabia Saudí pone de manifiesto la importancia que muchos viajeros dan a la ética y la moral en sus decisiones de viaje.
Wheeler también menciona Bali, aunque en este caso no se trata de razones políticas. A pesar de haber disfrutado de su última visita a la isla indonesia, el tráfico caótico es un factor decisivo para su decisión de no regresar. «Bali tiene mucho que ofrecer, pero no quiero pasar horas atrapado en el tráfico entre la playa de Kuta y Ubud», explica. Este comentario resalta cómo la experiencia del viajero puede verse afectada por factores logísticos, incluso en destinos populares.
Finalmente, Wheeler expresa su desdén por regresar a Estados Unidos, citando la administración actual y su descontento con la política interna del país. A pesar de haber vivido en Estados Unidos durante casi una década y tener amigos allí, su frustración con la situación política lo ha llevado a relegar al país a la última posición en su lista de deseos. «Mientras ‘Trumpistán’ siga codo con codo con Rusia y Corea del Norte sembrando el caos en el mundo, lo siento, pero no, gracias», concluye.
La reflexión de Tony Wheeler sobre los destinos que ha decidido evitar resuena con muchos viajeros contemporáneos que buscan no solo disfrutar de nuevas experiencias, sino también ser conscientes del impacto que sus decisiones pueden tener en el mundo. En un momento en que el turismo se enfrenta a críticas por su contribución al cambio climático y a problemas sociales, la postura de Wheeler invita a una conversación más amplia sobre la responsabilidad del viajero en el contexto global.
A medida que el turismo evoluciona, es probable que más personas sigan el ejemplo de Wheeler y reconsideren sus destinos basándose en factores éticos y sostenibles. La industria del turismo, por su parte, también deberá adaptarse a estas nuevas expectativas, promoviendo prácticas más responsables y sostenibles que no solo beneficien a los viajeros, sino también a las comunidades que visitan.