La reciente evacuación de un grupo de empresarios españoles de Libia ha captado la atención internacional, destacando la complejidad de la situación en el país norteafricano. El grupo, compuesto por nueve miembros, entre ellos la empresaria asturiana Begoña Fernández Costales, se encontraba en Trípoli cuando estallaron enfrentamientos entre milicias rivales. La misión comercial, que tenía como objetivo explorar oportunidades de negocio, se vio atrapada en medio de un conflicto armado que obligó a las autoridades a actuar rápidamente para garantizar la seguridad de los ciudadanos españoles.
La evacuación se llevó a cabo el 15 de mayo de 2025, cuando el grupo logró salir del país en un avión fletado por las embajadas de España e Italia. El vuelo partió del aeropuerto de Misrata, un punto estratégico que se convirtió en el centro de operaciones para la salida de los españoles. La empresaria Begoña Fernández relató que el trayecto desde Trípoli hasta Misrata se realizó en un convoy terrestre organizado por la embajada, y aunque el desplazamiento fue considerado el momento más crítico, no se reportaron incidentes durante el trayecto.
A pesar de la tensión en el ambiente, Fernández expresó que no sintieron un peligro inminente para su integridad. En un video grabado antes de la evacuación, la empresaria mencionó que fue despertada por la explosión de una bomba en la madrugada, lo que llevó a los miembros del grupo a refugiarse en el sótano del hotel donde se hospedaban. La embajada española en Trípoli había estado en contacto constante con los españoles atrapados, ofreciendo apoyo y garantizando su seguridad.
La situación en Libia ha sido volátil desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, y los enfrentamientos entre diferentes facciones armadas han sido comunes. La reciente escalada de violencia se produjo tras la muerte de un líder de una milicia, lo que reavivó los conflictos entre grupos armados que luchan por el control de la capital y otras regiones del país. Este contexto ha llevado a muchos países a emitir alertas de viaje y a tomar medidas para proteger a sus ciudadanos en la región.
El director de Internacional de la Cambra de Tarragona, Roberto Barros, quien organizó el viaje, destacó la colaboración del embajador español en Libia, Javier Soria, y su equipo, quienes trabajaron incansablemente para facilitar la evacuación. Barros mencionó que, a pesar de las dificultades, los empresarios estaban satisfechos con las reuniones que habían realizado y estaban considerando regresar a Libia en el futuro, siempre que la situación lo permitiera. La hospitalidad de los libios y las oportunidades de negocio que se presentaron durante su estancia fueron aspectos positivos que los empresarios valoraron.
La embajada española en Trípoli ha reiterado su compromiso de ayudar a los españoles que se encuentren en situaciones similares, ofreciendo asistencia y evacuación cuando sea necesario. La situación en Libia sigue siendo incierta, y muchos ciudadanos extranjeros han optado por abandonar el país ante el aumento de la violencia y la inestabilidad política.
La experiencia de Begoña Fernández y su grupo resalta la importancia de la diplomacia y la cooperación internacional en momentos de crisis. La rápida respuesta de las embajadas y el apoyo logístico proporcionado fueron cruciales para garantizar la seguridad de los españoles en un entorno tan peligroso. La situación en Libia es un recordatorio de los desafíos que enfrentan los países en conflicto y la necesidad de una atención continua a la seguridad de los ciudadanos en el extranjero.
A medida que la comunidad internacional observa la evolución de la situación en Libia, la historia de la evacuación de estos empresarios españoles se convierte en un ejemplo de cómo la colaboración y la preparación pueden marcar la diferencia en momentos de crisis. La resiliencia de los individuos y la capacidad de las instituciones para responder a emergencias son aspectos fundamentales que deben ser fortalecidos para enfrentar futuros desafíos en regiones inestables.