La reciente intervención de la Guardia Civil en el Ayuntamiento de València ha desatado una ola de críticas y preocupaciones sobre la estabilidad del gobierno municipal. Este registro, llevado a cabo por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO), se centra en la Fundación Valencia Activa, que gestiona las políticas de empleo de la ciudad y está bajo la dirección de Juan Manuel Badenas, concejal de Vox. La situación ha puesto en entredicho la gobernabilidad de la tercera ciudad más grande de España, generando un clima de tensión política y acusaciones de corrupción.
La UCO accedió a las dependencias municipales para solicitar contratos firmados por Badenas durante su gestión. Este hecho ha reavivado las acusaciones de corrupción que habían comenzado a disiparse tras la llegada de nuevos gobiernos. La portavoz de Compromís, Papi Robles, y el portavoz del PSOE, Borja Sanjuan, han sido contundentes en sus críticas hacia la alcaldesa María José Catalá, acusándola de permitir que la corrupción regrese al consistorio. Según ellos, la alcaldesa ha mantenido a Badenas en su cargo para asegurar los 17 votos necesarios para mantener la mayoría absoluta, a pesar de las denuncias presentadas ante la Fiscalía Anticorrupción.
Robles ha señalado que en menos de dos años de gobierno de Catalá, el Ayuntamiento ha vuelto a estar bajo investigación por corrupción. La portavoz de Compromís ha recordado que la investigación se originó a raíz de una denuncia presentada por su partido, que alegaba presuntos delitos de prevaricación, malversación y falsedad documental en los contratos de publicidad de la Fundación Valencia Activa. La situación es alarmante, ya que los registros de la UCO se llevaron a cabo mientras se celebraba un pleno ordinario, lo que añade un nivel de gravedad a la situación.
La respuesta de la alcaldesa ha sido esquiva. En lugar de abordar directamente las acusaciones, Catalá ha defendido su gestión argumentando que los contratos solicitados por la Guardia Civil abarcan tanto su legislatura como la de los gobiernos anteriores. Esta defensa ha sido vista como un intento de desviar la atención de las acusaciones que pesan sobre Badenas y su gestión en la Fundación Valencia Activa. Sin embargo, la insistencia de los opositores en la necesidad de destituir a Badenas ha puesto a la alcaldesa en una posición incómoda, donde su decisión podría afectar la estabilidad de su gobierno.
La situación se complica aún más con las declaraciones de Borja Sanjuan, quien ha exigido la destitución inmediata de Badenas, argumentando que un gobierno bajo investigación por la Fiscalía Anticorrupción no puede considerarse legítimo. Sanjuan ha calificado de «vergonzoso» lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento, señalando que la UCO está revisando los despachos municipales mientras la cúpula del PP se encuentra presente en la ciudad. Esta imagen de un gobierno en crisis no solo afecta la percepción pública, sino que también podría tener repercusiones en futuras elecciones.
La crisis de gobernabilidad en València no es un fenómeno aislado. En los últimos años, la corrupción ha sido un tema recurrente en la política española, y la situación actual en València es un recordatorio de que las luchas internas y las alianzas políticas pueden tener consecuencias graves. La presión sobre la alcaldesa Catalá para que actúe de manera decisiva ante las acusaciones de corrupción es cada vez mayor, y su respuesta podría definir el futuro político de la ciudad.
Mientras tanto, la oposición continúa presionando para que se tomen medidas concretas. La situación en el Ayuntamiento de València es un reflejo de la fragilidad de los gobiernos locales en un contexto donde la corrupción y la falta de transparencia son temas candentes. La respuesta de la alcaldesa y su capacidad para manejar esta crisis determinarán no solo su futuro político, sino también la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
En este clima de incertidumbre, los ciudadanos de València observan con atención cómo se desarrollan los acontecimientos. La corrupción, que muchos pensaban que había sido erradicada, parece estar regresando, y la pregunta que queda en el aire es si el gobierno de María José Catalá podrá sobrevivir a esta tormenta. La presión de la oposición y la vigilancia de la ciudadanía son factores que jugarán un papel crucial en los próximos días, mientras se espera que se tomen decisiones que podrían cambiar el rumbo de la política local en València.