Las autoridades de Oviedo han llevado a cabo una operación que ha conmocionado a la comunidad local. La Policía Local, bajo la dirección del comisario principal Francisco Javier Lozano, ha desmantelado lo que se ha denominado como «la casa de los horrores». En esta vivienda, un matrimonio había mantenido encerrados a sus tres hijos durante casi cuatro años, desde diciembre de 2021. La situación fue descubierta gracias a la alerta de una vecina que sospechaba que había niños en la casa, ya que a menudo escuchaba voces y veía sombras a través de las ventanas, pero nunca los veía salir al exterior.
La investigación comenzó el 14 de abril, cuando la Policía Local recibió la llamada de la vecina. A partir de ahí, se inició un seguimiento de la vivienda, donde se observó que no había movimiento durante las horas escolares. Solo se veía al padre, que recogía pedidos de comida, lo que despertó las sospechas de los agentes. Tras varios días de vigilancia, se solicitó una reunión con la Fiscalía de Menores, que autorizó un registro en la vivienda.
El día del registro, un equipo de siete policías, junto con personal de Servicios Sociales y un traductor, se presentó en la casa. Al abrir la puerta, el padre, que estaba desaliñado y descalzo, admitió que había menores en el interior. Sin embargo, la situación que encontraron dentro fue alarmante. Los tres niños, dos gemelos de ocho años y un hermano de diez, estaban en condiciones deplorables: sucios, desatendidos y con pañales bajo el pijama. La madre intentó justificar la situación, alegando que los niños tenían problemas de salud y que su intención era protegerlos, pero los informes médicos más recientes databan de 2019 y no mostraban ninguna enfermedad.
Los menores fueron llevados al Hospital Universitario Central de Asturias para ser evaluados. Al salir de la casa, mostraron signos de haber estado enclaustrados, como problemas de coordinación y una evidente falta de socialización. Las autoridades han tomado medidas para garantizar su bienestar, y actualmente están bajo la tutela del Gobierno regional, mientras se evalúan las posibles secuelas físicas y psicológicas que puedan haber sufrido durante su encierro.
La casa, según los informes de la policía, estaba en un estado de abandono extremo, llena de basura y con un ambiente insalubre. Las ventanas estaban cerradas herméticamente, lo que impedía la entrada de aire fresco. En una de las habitaciones, los gemelos dormían en cunas sin patas, mientras que el hermano mayor se encontraba en un camastro inadecuado para su edad. La madre, al ser interrogada, inicialmente intentó ocultar la duración de su estancia en Oviedo, pero finalmente admitió que habían estado viviendo allí desde 2021 y que su decisión de mantener a los niños encerrados fue motivada por el miedo a ser descubiertos.
El caso ha generado una gran atención mediática y ha suscitado un debate sobre la protección infantil y la vigilancia de situaciones de riesgo. La comunidad se ha mostrado consternada por la gravedad de la situación y ha expresado su apoyo a los menores, quienes ahora están recibiendo la atención y el cuidado que necesitan. Las autoridades han enfatizado la importancia de la colaboración ciudadana en la detección de casos similares, destacando que la intervención oportuna puede salvar vidas y prevenir situaciones de abuso y negligencia.
El matrimonio, que ha sido detenido, enfrentará cargos graves por su conducta. La investigación continúa, y se espera que el caso sea llevado ante el juez en los próximos días. Este incidente ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema más robusto para la protección de los menores y la importancia de la intervención de la comunidad en la identificación de situaciones de riesgo. La historia de estos tres niños es un recordatorio escalofriante de que el abuso y la negligencia pueden ocurrir en cualquier lugar, y que es responsabilidad de todos estar atentos y actuar ante cualquier señal de alarma.