La reciente riada en València ha dejado una estela de preguntas y controversias en torno a la gestión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. A medida que se revelan nuevos detalles sobre su comportamiento durante los momentos críticos de la emergencia, la atención se centra en la desconexión de 37 minutos que tuvo lugar en un periodo crucial. Este artículo explora los eventos que rodearon esa fatídica tarde y las implicaciones de las decisiones tomadas por el presidente.
### La Cronología de los Hechos
El 29 de octubre de 2025, València fue golpeada por una riada devastadora que causó estragos en varios municipios. A las 18:30 horas, Carlos Mazón se encontraba en un almuerzo con la periodista Maribel Vilaplana en el restaurante El Ventorro. Según la versión inicial, el almuerzo se extendió hasta las 17:30, pero nuevas informaciones sugieren que la despedida ocurrió más tarde, entre las 18:30 y las 18:45, cuando Mazón acompañó a Vilaplana hasta el aparcamiento Glorieta Paz.
Este trayecto, que duró aproximadamente dos minutos, ha sido objeto de escrutinio. La versión oficial de la Generalitat sostiene que Mazón se despidió de Vilaplana en el acceso del parking y luego se dirigió caminando hacia el Palau de la Generalitat. Sin embargo, el presidente había declarado en entrevistas previas que su ruta era diferente, lo que ha generado confusión y desconfianza en su relato.
A las 18:57, Mazón realizó una llamada al secretario general del PPCV, Juanfran Pérez Llorca. Sin embargo, la siguiente comunicación no se produjo hasta las 19:34, lo que plantea interrogantes sobre su paradero y acciones durante esos 37 minutos de silencio. Durante este tiempo, el Cecopi, el centro de coordinación de emergencias, estaba experimentando una intensa actividad debido a la crisis que se desarrollaba.
### La Desconexión Crítica
La desconexión de 37 minutos se ha convertido en un punto focal de la discusión sobre la gestión de la crisis. Durante este periodo, se produjeron llamadas cruciales que Mazón no atendió, lo que ha llevado a muchos a cuestionar su nivel de comunicación y control sobre la situación. A las 19:00, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, recibió una llamada alarmante sobre el desbordamiento del barranco del Poyo, lo que indicaba que la situación se estaba volviendo crítica.
El hecho de que Mazón estuviera ausente de la comunicación durante un tiempo tan crítico ha suscitado críticas. A pesar de que el presidente ha afirmado que estaba al tanto de la situación, su decisión de acompañar a Vilaplana al aparcamiento en lugar de dirigirse inmediatamente al Cecopi ha sido vista como una falta de juicio en un momento de emergencia.
La cobertura telefónica en el aparcamiento donde Mazón se encontraba ha sido confirmada, lo que significa que pudo haber estado en contacto con su equipo y con los servicios de emergencia. Sin embargo, su elección de no hacerlo ha llevado a especulaciones sobre su compromiso y responsabilidad durante la crisis.
A medida que se acerca la fecha de declaración de Maribel Vilaplana como testigo, la atención se centra en lo que ella pueda aportar sobre los movimientos de Mazón después de su despedida. Su testimonio podría ser fundamental para esclarecer la secuencia de eventos y la respuesta del presidente ante la emergencia.
La escena de Mazón acompañando a Vilaplana, como si fuera un día normal, contrasta fuertemente con la tensión que se vivía en el Cecopi y los daños que la riada estaba causando en la provincia. Esta discrepancia ha alimentado la percepción de que el presidente no estaba actuando con la urgencia que la situación requería.
### Implicaciones para la Gestión de Emergencias
La gestión de emergencias es un aspecto crítico de la administración pública, y la forma en que los líderes responden a las crisis puede tener repercusiones significativas. La desconexión de Mazón durante un periodo tan crítico plantea preguntas sobre la preparación y la capacidad de respuesta del gobierno ante situaciones de emergencia.
Las críticas hacia la gestión de Mazón no solo se centran en su falta de comunicación, sino también en la percepción de que no estaba completamente informado sobre la gravedad de la situación. A medida que se desarrollaban los eventos, la falta de acción inmediata y la desconexión de su equipo han llevado a muchos a cuestionar su liderazgo.
La importancia de una comunicación efectiva y oportuna en situaciones de crisis no puede subestimarse. La capacidad de un líder para mantenerse conectado y tomar decisiones informadas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en situaciones de emergencia. La gestión de la riada en València servirá como un caso de estudio sobre la importancia de la preparación y la respuesta en la administración pública.
A medida que se continúan revelando detalles sobre la riada y la respuesta del gobierno, la presión sobre Mazón y su administración aumentará. La transparencia y la rendición de cuentas serán esenciales para restaurar la confianza del público en la gestión de emergencias y en la capacidad del gobierno para proteger a sus ciudadanos en momentos de crisis.
