Guillermo Fernández Vara, un nombre que resonará en la historia de Extremadura y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha dejado un legado imborrable tras su fallecimiento el 5 de octubre de 2025. Con una trayectoria política que abarcó más de dos décadas, su vida estuvo marcada por un compromiso inquebrantable con la comunidad extremeña y una notable capacidad para el diálogo y la conciliación. Su muerte, a los 66 años, tras una larga enfermedad, ha generado una profunda conmoción en la sociedad y en el ámbito político, donde su figura será recordada como un referente de moderación y respeto.
La carrera política de Fernández Vara comenzó en 2003, cuando fue elegido diputado en la Asamblea de Extremadura. Desde entonces, ocupó diversos cargos en la Junta de Extremadura, incluyendo el de presidente en dos periodos: de 2007 a 2011 y de 2015 a 2023. Su ascenso al liderazgo del PSOE extremeño fue el resultado de su dedicación y su capacidad para conectar con la ciudadanía. A lo largo de su carrera, Fernández Vara defendió la igualdad de oportunidades y trabajó incansablemente por una Extremadura más próspera y sostenible.
Uno de los aspectos más destacados de su gestión fue su enfoque en la sanidad pública. Como consejero de Sanidad, lideró la transferencia de competencias del Gobierno central al autonómico, lo que permitió la creación del Servicio Extremeño de Salud (SES). Este hito marcó un antes y un después en la atención sanitaria en la región, y su legado en este ámbito perdurará en el tiempo. Además, su capacidad para establecer consensos, incluso con partidos de la oposición, fue una de las características que definieron su estilo político.
La vida personal de Fernández Vara también fue un reflejo de sus valores. Criado en una familia con una sólida formación académica y profesional, se destacó no solo por su carrera política, sino también por su dedicación a su familia. Casado con María Luisa Martínez, tuvo dos hijos, Teresa y Guillermo, quienes han seguido sus pasos en el ámbito profesional. Su amor por la familia y su compromiso con la comunidad fueron constantes en su discurso y en su vida diaria.
A lo largo de su trayectoria, Fernández Vara enfrentó momentos difíciles, incluyendo la primera derrota electoral del PSOE en Extremadura en 2011. Sin embargo, su capacidad para aprender de las adversidades y su deseo de servir a la comunidad lo llevaron a regresar al poder en 2015, donde continuó trabajando por el bienestar de los extremeños. Su enfoque en el diálogo y la búsqueda de consensos fueron fundamentales para lograr avances significativos en la región, incluso en tiempos de crisis como la pandemia de COVID-19.
El impacto de su muerte se ha sentido en todos los rincones de Extremadura. Desde sus compañeros de partido hasta ciudadanos de a pie, todos han expresado su tristeza y su agradecimiento por el legado que deja. Su figura se erige como un símbolo de un socialismo moderado y cercano a la gente, un político que siempre buscó el entendimiento y la colaboración por encima de la confrontación.
En sus últimos años, Fernández Vara se enfrentó a una dura batalla contra el cáncer, una experiencia que compartió abiertamente con la sociedad. Su lucha no solo fue un testimonio de su fortaleza personal, sino también un llamado a la importancia de la sanidad pública y el acceso a tratamientos de calidad para todos. En sus discursos, enfatizó la necesidad de cuidar a los más vulnerables y de garantizar que nadie se quede atrás en el acceso a la salud.
La despedida de Guillermo Fernández Vara no solo marca el final de una era en la política extremeña, sino que también invita a reflexionar sobre el tipo de liderazgo que se necesita en la actualidad. Su legado de diálogo, respeto y compromiso con la comunidad es un ejemplo a seguir para las futuras generaciones de políticos. En un momento en que la polarización y la confrontación parecen dominar el panorama político, su figura se alza como un recordatorio de que es posible construir puentes y buscar el entendimiento.
En su último discurso, Fernández Vara expresó su gratitud hacia su familia, sus compañeros y la ciudadanía, dejando un mensaje de esperanza y unidad. Su vida y su obra seguirán inspirando a muchos, y su legado perdurará en la memoria colectiva de Extremadura y del PSOE. Vuela alto, presidente, tu compromiso y dedicación no serán olvidados.